viernes, 20 de febrero de 2015

En el paisaje del tiempo



En el paisaje del tiempo

En esta semana les traigo una historia o una reflexión un tanto extraño; en la anterior les había explicado y expuesto sobre los misterios entre las rosas y las tazas de café.

La reflexión se remonta en los años 1989 en la hermosa ciudad de Santiago de Chile (Chile); donde un joven músico clásico llamado Roberto; estaba andando vagamente -como todos los días con su bicicleta- por los hermosos parques de esta capital chilena; recuerdo que a veces lo veía en toda la plaza tocando canciones que creaba desde una vacía inspiración.

La gente a veces lloraba o a veces bailaba al compás de su hermosa melodía y la perfecta combinación de acordes; incluso iban a escucharlo al mediodía o a las cuatro de la tarde cuando llovía.

Hasta que un quince de Agosto, una chica un tanto diferente se acercó a hablarle a Roberto, en especial para decirle que ella componía letras y tocaba el violín; Roberto la miró y sonrió al instante, y según leí en los muros del "facebook" fueron un dueto sensacional, el público cayó rendidamente a sus conocimientos y prácticas musicales.

Un fin de semana se escaparon a otro lugar pero con papeles vacíos y empezaron a darse besos mientras componían nuevas melodías musicales; ambos estaban convencidos que su amor no era común, a pesar de tener tan solo 18 años.

Santiago los recibió con gusto en sus teatros; calles, funciones en el campo; eran un dúo que aprovechaban cada minuto con la cultura entre oído y beso.

Pero todo lo que sube tiene que bajar, la magia entre ellos se había acabado, empezaron los malos acordes y decidieron después de 20 intentos separarse, Roberto pensando que tomaría un verdadero tiempo oraba y oraba, pero no contó con que su querida musa consiguiera a otro en tan poco tiempo (tres días) ; pero él sospechaba de algo que se llevaría a la tumba del olvido.

Un día por un parque pateaba una piedra lamentándose de haber elegido mal e inclusive de haberle mostrado los lugares donde él recorría, sentía que ambos se extrañaban pero que se hacían daño; que ella nunca supo lo que era un "amor infinito basado en cultura".

Habló un día con un santo a través de una oración, entró en reflexión y luego consultó con sus padres y llegó a la siguiente conclusión, que tomaré como moraleja.

<< A veces somos víctimas de los ojos del corazón, evitamos analizar con la razón y luego, sufrimos temporalmente; somos jóvenes, humanos, nos equivocamos pero si algo es cierto es que el tiempo es el mejor aliado, nunca entregues un "te amo" si estás abrazando o besando a otro humano, puesto que algún día te tocará pasar la mala suerte; esto no es un juego, es cosa de tiempo. Ya vendrá alguien nuevo, incluso una persona con ojos de cristal que te tome la mano, pero espera, tan solo espera...>>