domingo, 1 de marzo de 2015

La puesta del sol

La puesta de sol, se llama la reflexión de esta semana en la cual hago una pequeña alución a lo que vemos en las caídas del sol, en algunos pensamientos para "culturizar" nuestros conocimientos:

En esta reflexión contaré dos historias que me han relatado amigos poetas -uno de mi país y dos extranjeros- sobre lo que han investigado y analizado de la puesta del sol.

    En la primera, sucede en la bella ciudad de Piura; donde Rogelio estaba un poco triste, no siempre los días son buenos; este era uno de sus días malos debido a que había sufrido una pérdida muy fuerte en su vida; un familiar yacía en paz en el cielo, acompañado de Dios.

Sin embargo, él atravesaba una superación ya que había sido traicionado por la luna de sus ojos, de sus notas musicales.

“La razón de tu vida eres tu mismo. Tu paz interior es tu meta en la vida” (Aristóteles), eso se lo decía su mamá día y noche hasta que le entró a la cabeza, pero él necesitaba algo más para estar completo. Así que se escapó un Domingo a la playa y decidió tocar todas las canciones que sabía, eran las 16:45 horas y ya se le habían acabado las energías, entonces decidió mirar al cielo un rato y cayó en un "reflexivo sueño" uno el cuál lo transportó a su realidad con las consecuencias de mirar atrás. Despertó y halló la puesta de Sol cuando sus ojos se abrieron, vio como todo lo malo que tenía se iba, se extinguía; y como la noche iba saliendo, la brisa del mar calmando lo que pensaba. Volvió a ser otro, a causa de la puesta de sol precisa.

  En la segunda, es relatada en la bella ciudad de Madrid; donde una chica llamada Elena estaba desesperada por qué hacer con su vida futura póstuma al egreso de su universidad. Necesitaba un momento de reflexión; se ocultaba en una habitación dentro de una sala de arte, ya había acabado su vida universitaria, pero terminó asustándose del mundo. 


A veces se perdía de los mejores placeres "cultos de la vida" ; solo se dedicaba a ocultarse en su orgullo y en sus miedos, logró aprobar de la forma más "vaga" que podía existir, ahora que le tocaba surgir sola contra este mundo nada utópico, sintió lo que le habían dicho algunas personas que influenciaron para que sonriera.


Tomó un vuelo a Portugal; a Lisboa para ser más específico; y se puso sobre una montaña a mirar el cielo, a llorar; a  gritar y a encontrarse con Dios, hasta que una de sus visitas a la montaña halló una puesta de sol que no la permitía llorar, en cambio la hacía ver que siempre hay un mundo nuevo por conocer, que el miedo solo la hacía tonta; orgullosa, anti-social. La puesta del sol la hizo cambiar y volver a Madrid, estar lista para comenzar otra vez con lo que el mundo quisiera.


MORALEJA: A veces ignoramos lo que una puesta de sol nos ofrece, nos dejamos dominar por lo malo del mundo, dejamos que nos hagan daño a través del orgullo lejano, a veces se necesita de una puesta de sol para mirar al mundo y respirar lo que realmente se debe.







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