domingo, 5 de abril de 2015

A la que llamaban Polonia...

Esta es una pequeña historia (realmente breve) sobre un escenario que no pude agradecer ni poder narrar -debido a una negación propia-


  -Dedicado a: L.L.C.S                   

Todo se remonta a una friolenta tarde del mes de septiembre, en las afueras de los salones de la A.F.T (Por motivos de hechos, no revelaré algunos locales), y estaba esperando a la musa café, con un poema en mi mano y con una pluma que quería rayarlo y dibujarla nuevamente.

También estaba con mi libro de psicología del comportamiento del consumidor. Eran las 18:15 minutos, ya había salido y se suponía que debía venir al lugar de encuentro, pero no apareció. Su orgullo la había vencido y se me salieron unas lágrimas que se extinguieron en el piso de cemento de dicho local.

Ya estaba por irme, me puse mi casaca y mis audífonos, decidí dar una vuelta antes de volver a mi reunión grupal de la universidad.

Salí del local volteé -por alguna razón- a la derecha y justo llegaba otra persona que me emocionó ver; era L.L.C.S. sabía que estaba destrozado y me dio el mejor abrazo de ese mes; parlamos un rato, se meditó y nos reímos.

No les mentiré, tenía miedo, sudaba un poco por la vergüenza que le implantaron con un rumor y nadie nos podía ver juntos. A pesar de eso arriesgamos.

Esa caminata fue bien tranquila, debatimos sobre su baile de promoción, sobre su sonrisa momentánea y sobre mi estrés de la universidad, atravesamos la plazuela "El recreo"; (me tomó del brazo porque le temía a ese lugar); y llegamos a nuestra despedida, nos abrazamos fuerte le agradecí por haberme dado vida aquella tarde.

Nunca pude agradecerle y le dedico esta historia. Esté donde esté ella ahora.

Fin.

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